Buscar este blog

lunes, 20 de octubre de 2014

Un "medicamento" al alcance de todos



Hoy en día la sociedad se desarrolla en base a una serie de principios que en muchas ocasiones obedecen a un área cerebral forjada más allá de los orígenes de nuestra especie. Esta área recibe el nombre de cerebro reptiliano y todavía hoy en día sigue ejerciendo una influencia crucial que explica muchas de nuestras conductas y comportamientos. se forjan en un cerebro reptiliano formado en el ser humano hace miles de años y que en la actualidad sigue presente en nuestras mentes. Esto hace que en ocasiones ciertos pensamientos, estereotipos o formas de pensar que ya están asentadas en nuestros cerebros sean difíciles de orientarlos hacia una vertiente diferente y con una ida de cambio. Quizás sea este el motivo por el que se explique el inmenso problema que a los profesionales del ejercicio físico y de la salud nos incumbe, la falta de concienciación de que el ejercicio físico  es un medio por el cual se puede conseguir mejorar el estilo de vida y mantener nuestro estado físico y mental en mejor estado. El abrir esta puerta conlleva que existen otra gran cantidad de cuestiones que se ciñen  a esta cuestión. No solo es necesario saber que el ejercicio físico es saludable, sino saber también que precisamente este ejercicio físico puede no ser saludable si no se prescribe y se asesora por un profesional que conozca tres cuestiones fundamentales; qué ejercicio se ha de realizar, para qué y por qué.  Estas cuestiones son fundamentales para obtener los beneficios que el ejercicio físico proporciona, pero es aquí donde esta uno de los grandes problemas,  que se describen con dos palabras: infravaloración profesional.

Es impactante cómo habiendo una gran evidencia de cómo el ejercicio físico mejora nuestra salud y actúa como un impresionante medio preventivo para evitar y tratar una amplia gama de enferemedades (obesidad, dislipemias, diabetes, hipertensión, asma, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, fibromialgia, insuficiencia cardiaca, osteoporosis, artritis reumatoide etc), la sociedad no termina o empieza a concienciarse de la importancia que la práctica de ejercicio físico de forma regular y natural (Oldridge, 2003;Roberts & Barnard, 2005; Pedersen & Saltin, 2006).
 
Se ha podido observar que la inactividad física o sedentarismo esta directamente relacionado con la obesidad  y a su vez la obesidad está relacionada con enfermedades como el cáncer y otras comorbilidades asociadas, y por tanto, con un alto riesgo de mortalidad (Janiszewski & Ross, 2007). De hecho, estas comorbilidades como enfermedades cardiovasculares, diabetes y el cáncer, son actualmente responsables del 65% de todas las muertes en todo el mundo y contra esta realidad está probado que el ejercicio físico reduce y previene este porcentaje de mortalidad (Blair et al., 2012). Es más, un sencillo programa de ejercicio físico  para hipertensos parece reducir entre un 8-14% un accidente cerebrovascular o ictus, lamentablemente muy presente en nuestros días(ACSM 2004). Pero más allá de los beneficios del ejercicio físico a nivel cardiovascular,  se ha probado que El ejercicio físico reduce el declive de la densidad mineral ósea en adultos y la pérdida de fuerza y masa muscular (ACSM 2004a). Quién no ha escuchado más de una vez, “pues mi abuela se cayó y se rompió la cadera”. Respuesta: “ Menuda lesión más grave, es la edad, ya no estamos para trotes”. Sin embargo, creo que el dialogo debería apuntar en otra dirección “¿hacía ejercicio físico tu abuela?”. Respuesta; “No, ya no está para esos trotes” Respuesta: “La inactividad física es un factor de riesgo de fractura de cadera en ancianos” (Couplan et al., 1993).  Y aún más allá de lo que el ejercicio físico pudiera ocasionar en el sistema musculo-esquelético, a nivel mental los beneficios son más que notables ya que el bienestar psicológico está asociado a la práctica de actividad física. Las personas que realizan regularmente ejercicio físico se perciben más saludables, con menor estrés y presentan mejor estado de ánimo que aquellas otras que no realizan ningún tipo de ejercicio físico (Jiménez et al., 2008). Incluso el ejercicio físico ha sido mostrado como un método de prevención del Alzheimer y de enfermedades mentales como la demencia (Ahlskog et al., 2011).
 
Personalmente, pienso que es labor de los verdaderos profesionales del ejercicio físico trasladar este tipo de información a las personas, así como que es labor exclusiva de estos ponerlo en práctica. Sin embargo, hay que recordar que son las instituciones superiores quienes  deberían regular quién puede y quién no puede prescribir y asesorar tareas de ejercicio físico debido a que, por si no ha quedado claro, el ejercicio físico realizado de forma CORRECTA es SALUD.

Fdo:
David Rodríguez Elcorobarrutia,
Graduado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte

BIBLIOGRAFÍA

American College of  sports medicine. Physical Activity and bone health. Medicine & Science in Sports & Exercise. 0195-9131/04/3611-1985.

American College of  sports medicine. Exercise and Hypertension. Medicine & Science in Sports & Exercise. 0195-9131/04/3603-0533.

J. Eric Ahlskog, PhD, MD, Yonas E. Geda, MD, MSc, Neill R. Graff-Radford, MBBCh, FRCP, and Ronald C. Petersen. Physical Exercise as a Preventive or Disease-Modifying Treatment of Dementia and Brain Aging. Mayo Clin Proc. Sep 2011; 86(9): 876–884.

Blair SN, Sallis RE, Hutber A, Archer E. Exercise therapy - the public health message. Scand J Med Sci Sports. 2012 Aug;22(4):e24-8.

Coupland, Wood,  Cooper. Physical inactivity is an independent risk factor for hip fracture in the elderly. Epidemiol Community Health 1993;47:441-443.

Janiszewski PM, Ross R. Physical activity in the treatment of obesity: beyond body weight reduction. Appl Physiol Nutr Metab. 2007 Jun;32(3):512-22.

Oldridge N, Guyatt G, Jones N, Crowe J, Singer J, Feeny D, McKelvie R, Runions J, Streiner D, Torrance G. Effects on quality of life with comprehensive rehabilitation after acute myocardial infarction. Am J Cardiol 1991: 67: 1084–1089.

B. K. Pedersen1,2, B. Saltin. Evidence for prescribing exercise as therapy in chronic disease. Scand J Med Sci Sports 2006: 16 (Suppl. 1): 363.

Manuel G. Jiménez, Pilar Martínez, Elena Miró y Ana I. Sánchez. Bienestar psicológico y hábitos saludables: ¿están asociados a la práctica de ejercicio físico?. International Journal of Clinical and Health Psychology. 2008, Vol. 8, Nº 1, pp. 185-202.

Roberts CK, Barnard RJ. Effects of exercise and diet on chronic disease. J Appl Physiol 2005: 98: 3–30.

1 comentario: